domingo, 8 de abril de 2012

Perverso - Peter "Spider" Williams.Trasfondo y hoja. Demonio: La Caída.



Peter "Spider" Williams era un angelino más de los 3.094.764 millones de personas que sobrevive en el lugar donde "los sueños se hacen realidad", si tienes dinero.
Spider no lo tenía. Ni su familia tampoco.
Era lo que los servicios sociales habrían calificado de "desestructurada", si hubieran gozado de la fortuna de pasarse si quiera por su "hogar".
Pero la barriada de Spider era susceptiblemente peor del área de actuación de los hombres y mujeres de la social.
Su padre hubiera contado con el típico perfil de "borracho maltratador", su madre con el de  "sumisa-dependiente-enamorada". Con tales "antecedentes" no hubieran tardado en rellenar junto a la foto del niño-Peter: desastre social (donde desastre era eufemismo claro de desecho social).
Peter supo desde el tercer mes en negativo (aún estando en el seno materno) que su futura  vida iba a ser un infierno en la tierra.
Quizás a pesar o más bien como consecuencia de ello, no pudo evitar estar en medio de dicho meollo bastante antes de tiempo. Fue sietemesino. Con lo que a los siete meses, incrementó aquel pegajoso e insufrible verano en uno, la población de Los Ángeles.
Hasta los cinco años tuvo la suerte de vivir a través de una cortina de violencia verbal, alcohol y gritos. Después ya fue parte "activa" de tal decadente circo.
Fue culpabilizado por sus dos progenitores de vivir aún peor por convertirse en la tercera boca que alimentar. Su padre de forma menos subconsciente que su madre. Pero al fin y al cabo el mensaje era claro: "nos estás jodiendo aún más la vida".
Desde que su padre se quedó por quinta vez sin trabajo, y como consecuencia comenzó a beber de forma más  que considerable, todo fue a peor. Los pocos trabajos que llegó a conseguir gracias a los esfuerzos de su esposa, los fue perdiendo por el bucle de siempre. Alcohol-agresividad-alcohol.
Al tercer año de vida del futuro Spider, el único sueldo que entraba en su casa, eran las migajas que la tía materna daba a su sobrina, para que no muriera de inanición el "pobre niño hijo de su padre".
Su madre le quería, pero le quería más a su marido. Y Peter lo notó. Siempre estaría cegada, siempre que se tratara de él.
Con los años el niño Peter creció. Y la única razón por la que no acabó siendo un subproducto arquetipo de ese  miserable ambiente, fue el legado póstumo que su tío inglés tubo a bien legarle. O más bien del que su esposa no tardó en librarse tras su muerte. No obstante. su tío nunca fue lo que se consideraría un ciudadano modelo. De esta forma Peter terminó mamando todos esos constructos contraculturales que no le permitirian jamás encajar.
Y fueron las palabras de Foucault, Faure, Bakunin, Goodman,  Nietzsche y de las de los propios escritos de su tío; sumadas a los gritos antisistema de Sex Pistols, The Ramones,The Clash, Subhumans y Dead Kennedys, los que forjarons su personalidad.
También asumió otros gustos de su tío más excéntricos, que hacían referencia a la naturaleza esotérica de sus libros sobre ocultismo.
Dos cócteles bastante cuestionables para la sociedad. Si a esta le importara Peter.
A Peter no le gustaba el agujero en el que vivía. No le gustaba el amor enfermizo de su madre a su padre, ni las continuas palizas hacia ella. Ni tener que ser quien "debía" ponerse en la trayectoria de sus puños cuando parecía perder el control.
Todo ello, toda la rabia contenida, sus ansias de reivindicación, junto con su bien confortada ideología política ladrando desde dentro a través de los gritos y golpes que rugía cada vez que volvía a casa, no tardó en quedar de manifiesto.
Inevitablemente fue encontrado por gente afín entre otros jóvenes despojos de la sociedad. Y aunque no entendían muy bien su "rollo con lo ocultista", sí que entendieron bien su situación familiar, ya que la mayoría de ellos no estaban en mejor posición que él. Y a decir verdad, mejor entendieron su habilidad con el arte divulgativo. No tardó en ser designado "vocal" de "Los bufones de la Reina".
Comenzó a escribir panfletos exaltados contra la conformista sociedad en la que le estaba tocando vivir.
Mientras su fama como "Spider"  revolucionario crecía, la situación familiar empeoraba. Hasta tal punto que una noche, no más fuera de lo común que otra, tras recibir otro puñetazo en la cara por parte de su padre, cogió su mochila llena de citas como "Hazlo tú mismo", "A la mierda lo establecido" o "¡Que le jodan a la masa!", metió la escasa ropa que tenía, amén de "la herencia" de su tío y se largó.
Se instaló en la morada "oficial" de "Los bufones de La Reina". Una ex-fábrica abandonada que no pudiendo afrontar las deudas por más tiempo, empobreció un poco más otra de esas zonas  de  L.A. , de las que no salen en las guías turísticas de Hollywood.
Su primera noche fue el día más feiz de su vida. Le raparon los laterales de la cabeza y le hicieron su primera cresta color rojo-realidad, bebió cervezas de baja calidad, escuchó música del gran Sid Vicios y se colocó rodeado de quienes pasaron a confortar la primera familia de verdad que jamás soñó tener.
Con el tiempo, los panfletos de "Los bufones de la Reina" fueron rulando. Hasta que por casualidad uno de ellos llegó a las manos de un editor de un periódico local de baja tirada e ideas un tanto menos conservadoras que la tónica.
Tras mostrarle su material a uno de sus superiores, terminó encontrándose con Spider en uno de los locales por los que se rumoreaba solía parar.
Tras un par de cervezas y alguna referencia a los Pistols, y algunas ideas contrarias al "régimen", Spider accedió a trabajar como freelance para el periódico a cambio de una mísera retribución económica. Les gustaba su arte escrito, y el periódico comulgaba bastante con sus ideas, pero aún era pronto para tener en plantilla "oficialmente" a semejante pintas.
En una de sus más radicales (y más aplaudidas) pubilcaciones en el periódico, mosqueó a un par de tipos influyentes señalándoles con el dedo de forma bastante poco sutil (más bien pueril), y eso tuvo consecuencias.
No tardaron en localizarle tras unas rondas en el pub de costumbre, sitiarle en el callejón oscuro de la parte de atrás, y pegarle hasta reventarle como pago por su insolencia.
Con su último hálito de vida, untó sus dedos en la fuente de tinta que se había convertido su cabeza. Con la mirada nublada, dibujó sobre el asfalto, un símbolo que siempre garabateaba y que había memorizado hace tiempo atras, que según rezaba la leyenda sobre él, pretendía ser enoquiano.
Luego vino la oscuridad.









No hay comentarios: